¿PAGO O NO PAGO POR VER?

Sin la intención de adentrarme en los campos de la filosofía, religión o en alguna de las ciencias y saberes que se han preocupado por entender la FE, hoy quiero compartir lo que he llegado a comprender sobre ella. Sé que para algunas personas esta palabra puede tener una connotación negativa generada por algún tipo de asociación que causa aversión o resistencia, y puede ser que en este preciso momento alguien decida no leer esta entrada —lo que es absolutamente respetable—. De todas maneras, si se animan, los invito a continuar con esta reflexión y quedarse con lo que sientan que les es útil.

umbrella-1588167_1280Cuando pronunciamos la palabra fe ¿con qué nos conectamos?, más allá del pensamiento, ¿qué sentimiento despierta en nosotros?

En mi caso, inmediatamente me conecta con un sentimiento de certeza y total confianza en que algo puede ser diferente y mejor. ¿Confianza en qué? para algunos puede ser en una imagen o creencia de un ser superior, para otros en un proyecto, en un sueño, en una persona, en uno mismo… Lo que sí es cierto, es que cuando sentimos esa confianza, la mayoría de las veces no estamos enfocados en la certeza del resultado sino en el proceso; aunque el saber qué queremos está presente,  por encima de la expectativa del producto, no lo dudamos ni un solo minuto, nos lanzamos sin vacilar a hablar con alguien, a buscar otro trabajo, a ese viaje, a hacer esa llamada, a meternos a ese curso, a hacer algo distinto que internamente sentimos y nos impulsa a un movimiento, a un crecimiento.

Cuando este sentimiento nos inunda, no se nos pasa por la cabeza «no pagar por ver», lo que veo (o no veo), lo que siento (o no siento) en ese instante, me basta y me sobra para dar un paso con decisión y plena seguridad de que «es por ahí» ¿Qué es lo valioso de dar este paso o «pagar»?  va más allá del resultado o del tiempo invertido en conseguirlo, lo que nutre es el mismo proceso de llevarlo a cabo, el hecho de habernos arriesgado y seguir lo que para nosotros tenía sentido en ese momento. Si bien la fe puede ser estimulada por algo externo, me atrevería a decir que al final es un movimiento cien por ciento interno, que nos conecta con nosotros  mismos, que nos lleva de lo ordinario a lo EXTRAordinario, y que nos impulsa a pasar a la acción. A veces tan solo un mínimo de información racional, lógica, desde «el deber ser», es suficiente y no la más relevante, para darle cabida a otras facetas de nosotros mismos, lo que nos permite expandirnos en la vida, pues son instantes en los que actuamos sin buscar controlar todas las variables, predicciones y pronósticos, seguros de «lanzarnos al vacío», y la incertidumbre que esto trae ¡no nos importa!, simplemente lo hacemos.

Pareciera que la fe solo está presente en un «gran salto», pero realmente creo que está en cada momento en que actuamos a pesar de lo que podemos oír dentro o fuera de nosotros, esas voces que a veces vienen de tiempo atrás y nos dicen «¿pero estás loco?, eso no es lo que deberías estar haciendo, es un riesgo, y ¿qué tal que no te vaya bien?, no estoy de acuerdo, me parece que te estás equivocando, en la familia nadie ha hecho eso…». Esto es lo que nos frena y lo que muchas veces nos lleva a mentirnos, a no confiar y a no actuar con fe. Esa fe, certeza o confianza es la que finalmente alimenta esa maravillosa posibilidad de explorar algo que sentimos que puede ser mejor, de sin ver el producto final, pagar y apostarlo todo y «con toda».

¡Hagan sus apuestas!

Una respuesta a “¿PAGO O NO PAGO POR VER?

Add yours

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑